Comienza la década de los 90, línea, color y composición marcan mi primera etapa pictórica.
Posteriormente en mi primer año en Bélgica, como Erasmus bajo la tutela de Fred Bervoets, la línea evolucionó a un trazo más suelto, expresivo y visceral, la gama de colores se concentró en el rojo bermellón, verde esmeralda y amarillo limón de pinceladas sumamente transparentes.
Mi entrada en el mundo del grabado en el 95, me apartó de la pintura por ocho años. En 2004, retomaría la pintura donde la influencia del grabado se hace evidente, la mancha desaparece en su expresividad y da paso a una pincelada meticulosa en imágenes pensadas con anterioridad al lienzo.
Actualmente, la búsqueda de la mancha se convierte en una prioridad, donde la figuración ceda su territorio a lo abstracto en un discurso más intuitivo, sin llegar a perder la esencia.
