Zig zag, zig zag, con tijeras en mano di un cambio a mi mundo en los grabados. En un inicio, las imágenes surgían desde las entrañas, plasmadas con trazos sueltos llenos de energía, pasión y furia, para en ese momento dar cabida a imágenes pensadas y analizadas bajo una idea o concepto.

Fue en el otoño de 1996, en Salamanca, cuando me tropecé con aquella pequeña tienda que hacía esquina y cuyas ventanas estaban repletas de recortables. Aquel encuentro desempolvó de mi memoria una caja, que se guardada repleta de ellos.

Zig zag, zig zag con tijeras en mano, llené cajas de recortes. Recreé mi imaginario, evocando un pasado, entrelazando emociones y relatando pequeñas historias construidas en papel. Escenas que destilaría posteriormente mi pupila en un mundo de líneas y puntos en las planchas de metal.

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